Entrevista con Harold Goodwin, gurú del Turismo Responsable

 En España, Formación

Harold Goodwinj

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Harold Goodwin, es un reconocido impulsor del concepto de Turismo Responsable. Dirige el International Centre for Responsible Tourism,  ha sido consultor turístico para la organismos internacionales, países y regiones. También ayudó a impulsar el Pro-Poor-Tourism, una filosofía que quiere vincular el desarrollo turítisco con la reducción de la pobreza. Tuvo la amabilidad de responderme a las siguientes preguntas.

El turismo como fenómeno ha sido ignorado como área de estudio. Los geógrafos y los antropólogos han venido interesándose cada vez más por su estudio. ¿Qué aspectos del turismo crees que merecen mayor atención?

No estoy seguro de que esto sea así. Los geógrafos y antropólogos han escrito mucho sobre el turismo y sus disciplinas han contribuido en gran manera a la gestión turística. Más recientemente el estudio del turismo ha sido impartido junto a la gestión empresarial y esto ha reducido la amplitud del currículum y la investigación sobre el fenómeno turístico. Desde la perspectiva del turismo responsable es importante apoyarse en muchas disciplinas: la filosofía, ética, políticas públicas, psicología, estudios culturales y muchas otras disciplinas para poder comprender y gestionar la actividad y para poder usar el turismo para hacer que  contribuya a crear mejores lugares para la gente que vive en ellos y para los visitantes.

Parece que los intentos de establecer una certificación turística global para el Turismo Responsable se están desvaneciendo. ¿Crees que nuevos intentos lo lograrán en el futuro? ¿Cuáles serían las ventajas e inconvenientes de la certificación?

No sólo no ha habido ningún esfuerzo para crear una certificación global de Turismo Responsable a nivel local, sino que tampoco se ha logrado una certificación local. Toda la idea va en contra del Turismo responsable, ya que éste reconoce y celebra la diversidad del mundo. Las cuestiones que importan varían de un lugar a otro por razones geográficas y culturales. No tiene sentido tener un sólo criterio para la certificación; la responsabilidad es específica según el contexto. Otro problema fundamental para una certificación así es la falta de transparencia; no hay modo posible en que el consumidor pueda conocer los logros reales de un establecimiento turístico; los certificados están orientados más al proceso que a los resultados. Como consumidor quiero saber cuánto consumo de agua ha reducido el hotel por cama o cuánta gente del lugar emplea así como cómo son sus sueldos comparados con el de un profesor. Los certificados no me dicen eso.

La idea de el llamado Global Sustainable Tourism Criteria (GSTC) está viva y coleando; hay un lobby de ONGs que lo ven como una estrategia crítica. Hay muy poco apoyo en la industria para esta idea. Piensa en ello, después de casi un siglo de un sistema de evaluación para los hoteles [las estrellas], aún no tenemos un sistema de clasificación enteramente global. Esto debería ser mucho más fácil de conseguir. Con Justin Francis de esponsibelTravel.com, uno de nuestros alumnos, he hecho campaña por más debate sobre la GSTC. Debemos redoblar nuestros esfuerzos en 2010; los partidarios de un sistema global necesitan demostrar que una certificación es capaz de reducir el consumo de agua, las emisiones de CO2 y la basura así como mejorar las condiciones laborales, o incluso si una certificación aporta negocio a la empresa. No conozco ninguna prueba que apoye esto. Podéis seguir la camapaña y apoyar nuestra llamada al debate en  http://www.responsibletravel.com/gstcdebate.

Bután ha desarrollado una política turística muy restrictiva a través de visados muy caros. Sé que has estado involucrado en el desarrollo de esta política, ¿Cómo valoras los resultados?

La política turística de Bután no ha sido bien entendida. La política de visados que los vincula a un gasto mínimo muy alto, no se aplica al mercado indio, que es el mercado más grande para Bután. Esta política no ha asegurado la sostenibilidad como algunos académicos creen.

Recientemente el gobierno británico ha establecido una tasa para los vuelos, que ha sido criticada por la Organización Mundial del Turismo.  ¿Cuál es tu posición aquí? ¿Qué esperas de los próximos años en este sentido?

Aquí el gobierno ha presentado la nueva tasa aérea por pasajero como un impuesto verde. Es un impuesto verde sólo en tanto usa el argumento medioambiental (debemos volar menos) para justificar el aumento de las tasas. Para que un impuesto verde sea efectivo, necesita disuadir la conducta que daña  el medio ambiente y/o asegurando que quien contamina pague la limpieza de lo que contamina o que compense a aquellos afectados. En 2010 voy a seguir haciendo campaña por la introducción de una tasa global para el combustible aéreo, que incentive a las compañías a ser más eficientes y que la recaudación vaya a aquellos que tendrán que adaptarse al cambio climático. Podéis ver mi blog sobre este tema en http://haroldgoodwin.wordpress.com

Recientemente hemos visto que Ryanair ha rechazado cerrar un acuerdo con Boeing para comprar 200 aviones. Esto se ha interpretado como el principio del fin de los vuelos baratos.  ¿Qué te parece?

Las predicciones que se han hecho basándose en la un crecimiento proyecto sobre los vuelos baratos ha sobre estimado en gran medida el crecimiento futuro probable; el mercado está saturado probablemente. Por lo tanto la decisión de Ryanair no significa el final de los vuelos baratos, sino un menor crecimiento en Europa.  Yo me espero que ese crecimiento espectacular continúe en Asia y también aunque menos en América Latina y África. La política de cielos abiertos y el creciente rechazo a proteger y subsidiar los operadores nacionales continuará transformando la aviación internacional.

¿La industria turística será capaz de regularse a sí misma y conseguir mejores prácticas? ¿O crees que es una mayor regulación es necesario para conseguir un cambio real?

Cuando empezamos a hacer campaña por un turismo ético con Voluntary Service Overseas, en los noventa en el periodo del Thacherismo, estaba claro que la única estrategia posible era hacer campaña para que los operadores, hoteleros y turistas tomaran responsabilidad de sus actos; eso fue lo que llevó al movimiento por un Turismo Responsable. Este movimiento se ha basado siempre en la autoregulación del mercado y la regulación legal. La Declaración para un Turismo Responsable de Ciudad del Cabo, cuyo borrador redacté para la primera conferencia sobre Turismo Responsable en los destinos, aboga por un compromiso de todas las partes, incluyendo el gobierno nacional y local para trabajar para crear «mejores lugares para que la genta viva y para que la gente los disfrute» El neoliberalismo ha sufrido ultimamente un duro golpe, veremos más énfasis en la regulación en los próximos 30 años.

En el caso español, después de la burbuja de la construcción la creciente evaluación de los destinos turísticos en las costas, ¿Cuál crees que es el camino a seguir?

Es una pena que haya tan poca información en inglés sobre el modo en que España ha usado el turismo para el crecimiento económico.  Sospecho que hay mucho que aprender de la experiencia española sobre la planificación y el peligro del desarrollo turístico vertiginoso para satisfacer las necesidades del mercado. Los problemas en las costas son bien conocidos, son similares a algunos problemas en algunos pueblos de las costas británicas con el cambio de demanda de los consumidores y la disponibilidad de los vuelos de largo alcance.

España tiene un producto muy diverso, como el turismo cultural en Madrid, Sevilla y Andalucía, las diferencias de Cataluña, el turismo urbano de Madrid y Barcelona, el turismo rural, experiencias de senderismo, vino y los Paradores. España necesita continuar desarrollando productos enfocados a la experiencia y para reinventar los productos en decadencia. España ha tenido éxito en el caso de Calvià en Mallorca, pero la experiencia debe ser escrita y traducida al inglés.

Hablamos y hablamos del cambio en la industria. La verdad sin embargo es, que los turistas tienen una conducta que deja mucho que desear cuando salen de su entorno habitual (destrozos a bienes públicos, abuso del alcohol, ruido, falta de respecto…) ¿Qué podríamos hacer para que los turistas se comporten de manera más responsable?

Me gustaría decir que una de las motivaciones de viajar es portarse de la forma que no se nos permite en casa. Pero sólo para una pequeña minoría. Los gobiernos han intervenido directamente por la pedofilia y los hooligans. El abuso del alcohol y las fiestas públicas son un problema extendido y los gobiernos en los países de origen, no han hecho mucho para solucionarlo. El desarrollo de hoteles en que los turistas están cerrados pueden ser una solución, más aún si es respaldada por presión judicial para castigar apropiadamente a aquellos que se comportan mal. La simple expulsión no es suficientemente disuasoria. Los destinos tienen cierta influencia sobre quienes atraen:  alojamiento y alcohol baratos y una reputación de fiesta aseguran muchas resacas al destino.

Necesitamos promover una conducta responsable en los turistas sobre cómo vestir y actuar apropiadamente. Los turistas son una gran parte de lo que necesita ser gestionado para hacer el turismo más sostenible y es una de las razones por las que no veo una certificación [sobre el turismo responsable] como un camino adecuado. Ahora, lo hoteleros, touroperadores, aerolíneas y destinos necesitan elegir qué clase de turistas quieren. Los gobiernos locales pueden conseguirlo.

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Showing 2 comments
  • mm
    Responder

    Me ha gustado la entrevista en general, parece que este señor tiene las ideas claras y es muy realista, aunque la idea de cómo se pueden mejorar las cosas queda difusa supongo que por su complejidad. De momento parece que su fuerte es promover el debate, eso está bien, tal vez la dichosa crisis pueda ayudar a ser más imaginativo.

  • Frank Munioz
    Responder

    El señor Goodwin no ignora que estas prédicas son pura retórica. No sirven para nada salvo para que él se distinga en el (desconcierto mundial de turisperitos cantamañanas que tanta tabarra dan por fas o por nefas. De nada sirve poner puertas al campo. Un turista no es más que un consumidor que ha suspendido circunstancialmente el cumplimiento de sus obligaciones y ha cambiado pasajeramente de lugar de residencia. Se encuentre donde se encuentre ha de cumplir la legislación y si no la cumple debe ser imputado judicialmente para que se le aplique el castigo establecido. Todo esto del turismo responsable me recuerda a aquellas asociaciones que antaño había en España para promover las buenas costumbre, la palabra culta y el rechazo a las blasfemias. No sirvieron para nada y desaparecieron yéndose con viento fresco. No olvidemos que los costes de los servicios de accesibilidad y hospitalidad son hoy tan bajos que cada vez más gente cambia su residencia permanente por otra u otras pasajeras. Eso es vivir a escala global. El consumo de espacio (territorio) crece de forma exponencial. La Tierra es hoy una aldea como dijo McLujan pero no hay un gobierno terráqueo capaz de establecer una normativa conservacionista eficaz. Las prédicas son papel mojado y sólo convencen a quienes ya están convencidos de antemano. En su lugar hay que poner en marcha mecanismos más eficaces tales como impuestos que graven las visitas y una oferta de servicios que se vea obligada a producir de acuerdo con una normativa exigente con el medio ambiente. Todo lo demás, ya digo, pura retórica a la mayor gloria de avispados demagogos.

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