La Montaña Blanca: especulación en el Pirineo

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Espelunciecha, Bienvenidos a España

Foto tomada durante las obras de ampliación de Formigal, cuando se llevaron a cabo las obras para ampliar la estación de Esquí de Formigal, que perjudicaron el valle virgen de Espelunciecha

La Montaña Blanca: especulación en el Pirineo

Por Paco Iturbe, divulgador ambiental.

Miembro de la Plataforma en Defensa de las Montañas de Aragón

Una reflexión sobre el modelo de desarrollo turístico implantado en los últimos años en el Pirineo Central español.

En la cara norte del puerto de Monrepós (provincia de Huesca, Pirineo aragonés), al entrar en Hostal de Ipiés, pusieron hace no mucho un cartel publicitario que anunciaba un “Bienvenidos al nuevo Pirineo”. El cartel era de la inmobiliaria Nozar y mostraba una urbanización de casas blancas y tejados rojos, apiñadas, llenándolo todo, y entre los resquicios del ladrillo, se vislumbraban retazos de una montaña blanca: el antiguo Pirineo.

El cartel era todo un símbolo de, efectivamente, un nuevo modelo de Pirineo, de montaña. Un modelo basado en la especulación urbanística como motor, del que su máximo exponente y locomotora era el holding Aramón y, precisamente, uno de sus principales aliados la inmobiliaria Nozar (Balneario de Panticosa, Aramón-Panticosa, Aramón-Castanesa…).

Un modelo importado desde la costa, allí con la excusa del mar (apartamentos en primera línea de playa), aquí usando como excusa las estaciones de esquí (apartamentos en primera línea de pista). Con la ventaja, para los especuladores, de que los kilómetros de pista pueden aumentar, por eso la obsesión de Aramón por ampliar pistas o crear nuevas estaciones. Y con la desventaja, para los ciudadanos, de que con ello se pierde de manera irreversible una de las joyas de nuestro patrimonio natural y cultural: los paisajes de montaña.

Sierra de La Partacua

Sierra de La Partacua, en los Pirineos. Credito: Tochis (flickr)

Pero este último año ha visto como el cartel del Hostal de Ipiés, el del nuevo Pirineo, se venía abajo. De nuevo todo un símbolo, pues del mismo modo la inmobiliaria ha quebrado y el modelo que representaba ha colapsado.

Este colapso inmobiliario parece dar una nueva oportunidad a la reflexión sobre qué modelo de desarrollo queremos para nuestras montañas. Una reflexión en la que entra el sector de la nieve, en todas sus facetas y con las estaciones de esquí incluidas. Del mismo modo que el mar no es culpable en la costa, tampoco lo deberían ser las estaciones de esquí, y mucho menos la nieve que hace blanca a la montaña.

Puede que fruto de ello, se comenzaba el pasado verano un proceso de participación denominado Mesa de las Montañas de Aragón para debatir y reflexionar sobre todo esto y facilitar una Ley de la Montaña Aragonesa (demandada desde hace años por la sociedad aragonesa con un  Gobierno haciendo oídos sordos hasta ahora) que ponga orden y freno a este modelo urbanístico-turístico basado en la especulación y el desmantelamiento del paisaje.

Esta reflexión llega ya tarde para valles como el de Espelunciecha, pero todavía a tiempo para lugares como Canal Roya, Anayet o Castanesa.

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Showing 2 comments
  • Joan
    Responder

    La especulación inmobiliaria en plena montaña se da en el Pirineo aragonés. El catalán ha seguido un modelo de construcción en los pueblos ya creados y dejar las montañas para el esquí. Por ejemplo Baqueira, la construcción se ha hecho en los mismos pueblos, y una vez llegas a las pistas, mas arriba ya no hay construcción. Beret, Bonaigua y todo eso está vacío. Mismo caso de Boí Taull, aunque mas exagerado porque en las pistas no hay nada, ni un hotel. Todo está abajo. Por no hablar de Vall de Núria a la que hay que llegar en Cremallera, Port del Comte donde no hay mas que un bar y un hotel y todo se construyó abajo, etc… Port Ainé y Espot lo mismo: no hay nada arriba. Y en La Molina se ha construido en el pueblo de La Molina que ya existía, pero sobretodo abajo, en Alp.

    En cambio en Aragón es de verguenza. Formigal tenía Sallent de Gállego. Pues Aramón, dueño de esa estación, promociona el desarrollo de Sallent-Urbanización. Un nucleo totalmente nuevo que incluso está mas alto que las pistas. Y Cerler lo mismo y de la misma empresa: en lugar de desarrollar Benasque, se dedican a construir un pueblo nuevo en Cerler, a pie de pistas.

    Y lo peor es que parece que no tienen límites. Ahora se han propuesto crear toda una urbanización de miles de casas en Montanuy, un lugar donde apenas viven 60 personas, para ampliar Cerler. Toda una barbaridad y un despropósito que no se ve en ningún otro lado del Pirineo. Por eso sigo prefiriendo esquiar en Cataluña, que al menos los pueblos no son artificiales.

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