La picaresca con el turista: el fenómeno de los bumsters (buscavidas)

 En África, Antropología, Formación
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Nada raro en Gambia

 

Hace poco pude visitar Senegal y Gambia. Me traigo muchas sensaciones, experiencias, preguntas, ganas de volver y mucho sobre lo que escribir.

Uno de los temas que más ocupan mis pensamientos sobre el turismo en Senegal y Gambia es el fenómeno bumster. «Bumster» es un término inglés acuñado en Gambia. Éste viene a definir a los buscavidas que viven de sacarle hábilmente los cuartos al turista con diferentes artes. Quizá no sea el tema sobre el que aquellos que sueñan con África están deseando leer, pero ya vendrán ésos también.

En este texto intentaré describir este fenómeno y recomendar qué se puede hacer como turista para lidiar con él de la mejor forma.

Hay que decir que esto sucede globalmente en las zonas más turísticas de los países pobres que tienen contacto con turistas adinerados. Diría que en algunas zonas de Gambia y Senegal hay generaciones enteras que han crecido en una «cultura bumster«. La causa es obvia: enredando al turista  se puede sacar muchísimo más dinero (y más descansadamente) que trabajando en el campo o en la pesca, si es que hay trabajo.

Yo no tenía ni idea de que el fenómeno estuviera tan extendido. En África, además, se da la particularidad de que el blanco es identificado (a veces desde muy lejos) como una oportunidad de negocio andante. Ni el más aguerrido mochilero puede escapar.

Un chico sonriente se acerca y la conversación será así:

– ¡Hola! ¿español? ¿italiano?

– Espa.. – Ah! ¡español! Barça? Madrid? (en este momento puede que empiece a hablar tu idioma)

– Es tu primera vez aquí ?

– Sí (En este momento te ha identificado como presa fácil, que aún no sabe por dónde le da el aire. Quizá incluso sea la primera conversación de este tipo que tienes)

– ¿Cuál es tu hotel? –  Pues el hotel XXX (así ellos averiguan tu poder adquisitivo)

Si eres chica, la conversación tomará otros derroteros: «tienes novio?», etc. lo que da lugar a hablar del turismo sexual femenino muy extendido en Gambia y Senegal. Pero yo voy a hablar de lo que yo he vivido, que es la variante de viajero masculino. La conversación ahora girará en torno a ofrecer algo que el turista desea (y ellos lo saben bien)… Me gustaría invitarte a mi casa ¡Somos amigos! ¿Te gustaría que te enseñase el pueblo? Yo conozco los mejores lugares…

Nos despertamos de esta bonita hospitalidad cuando llegamos a comer o a beber en algún lugar. Según el estilo del buscavidas (hay variantes; unos son más elegantes que otros) dará por supuesto que tenemos la obligación de pagar siempre ques estemos con ellos, o bien, dirá simplemente que no puede comer porque no tiene dinero (mentira) haciéndote sentir un desalmado si no le invitas (además todo es tan barato…).

Si nos da un paseo luego pedirá una propina. Si nos negamos, se pondrá brusco y la exigirá diciendo que ha perdido mucho tiempo (algo muy escaso en África) y que te ha hecho un guiado muy completo y profesional por el que hubieras pagado mucho dinero (mentira) o hablará de las urgentes necesidades de su familia que sin esa propina alguien poco menos que morirá (mentira cochina). Si seguimos negándonos aumentará su agresividad (¿no éramos amigos?) y llevará la situación al límite (es consciente que el blanco prefiere pagar un poco que sufrir una situación violenta). Si le pagamos, la cantidad le parecerá ridícula (sea cual sea la cantidad) y pedirá más.

Las trinquiñuelas pueden llegar a ser tremendamente sofisticadas, recordando la película argentina de Nueve reinas. No hay que olvidar que mientras el turista acaba de llegar y no conoce cómo funcionan las cosas ni los precios de nada, los bumsters conocen perfectamente todo lo necesario para sacarle el dinero, incluidas todas las debilidades del hombre blanco (y la mujer blanca claro).

Me gustaría terminar con algunas recomendaciones y cosas a tener en cuenta:

– Si en los primeros momentos dice algo como «yo no soy un bumster», «no quiero tu dinero, sólo quiero conocerte» o «no te preocupes, no te costará nada» sin que lo hayamos preguntado, hay que aplicar la máxima excusatio non petita, acusatio manifesta, es decir, excusa no pedida = culpable.

– No aceptes regalos de personas que apenas conoces (nadie da duros a cuatro pesetas, en ningún lugar). Luego querrán cobrárlo de una manera u otra.

– Si tienen estética rasta las posibilidades de que sea un buscavidas en busca de mujeres solitarias aumentan exponencialmente. Esta estética es atractiva para las mujeres blancas pero no requiere dinero en ropa, etc. Los hombres también deben tener cuidado con los rastas ya que tocan todos los palos del «negocio».

– A pesar de todo, estos buscavidas no son peligrosos en el sentido de que puedan robarte tu dinero o ponerse violentos. Incluso puede que nos ayuden a tener una buena estancia si encontramos un equilibrio entre lo que queremos y lo que ellos quieren.

Para saber más:

Gambia Tourist SupportBumsters and how to recognise them

BBC: Bumsters in The Gambia

Mark Moxon’s Travel WritingThe Gambia: Bumster Trouble

Access Gambia info on bumsters

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Showing 4 comments
  • mcamps
    Responder

    Hola Carlos,
    Leyendo lo que relatas me siento plenamente identificada en cuanto a lo que me ocurrió en un viaje a Cuba. Curiosamente, diferenciabas muy claramente dos tipos de comportamientos, por un lado, a los «buscavidas» que te encontrabas en pleno centro de la Habana y que estaban al acecho de los turistas empleando cada una de las triquiñuelas que describes, situación muy desagradable y agobiante, por cierto (es el peor recuerdo que tengo del viaje). Y, por otro lado, aquellos cubanos hospitalarios, desinteresados y ávidos de noticias del extranjero y muy muy amables. Es un tema al que le estuve dando vueltas e intentando encontrar una explicación de tan diferente comportamiento y evidentemente, no descubro nada nuevo, es el factor turismo. Se nota muchísimo la diferencia entre aquellas personas ajenas a la actividad turística y las que de ella hacen una forma de supervivencia. Me atrevería a decir, sin que se me mal interprete, que en estos lugares, el turismo «corrompe» a la persona, pero claro está, ello tiene que entenderse en un contexto de gran pobreza. El turista es el visitante rico e incluso «idiota» y manipulable a ojos del «buscavidas». A modo de observación, es curioso como las personas en el fondo somos muy parecidas. Este chico que te encontraste nunca habrá estado en Cuba ni habrá conocido a los «bumsters» que yo me encontré allí, sin embargo, qué iguales son las tácticas sociales que se emplean en un contexto económico y social con rasgos tan comunes

  • joan
    Responder

    Excelente descripcion de esta experiencia que me trae recuerdos de nuestro pais en los años sesenta y que siguen vigentes en la actualidad el Bumster existe en cualquier municipio turistico y ha evolucionado mucho mas rapido que la proipia industria, es un modelo universal.
    gracias por compartirlo

  • Mcamsps
    Responder

    Jajajaja, muy bueno tu apunte Joan, lo dicho, somos más parecidos de lo que uno pueda imaginarse.

  • Eva
    Responder

    Creo que en gran parte los culpables de estas situaciones somos los occidentales. Hay mucha gente que viaja con la prepotencia de la superioridad que creen que les otorga el dinero, con la hipocresía de la «ayuda» a los «pobres niños» a los que les dan un bolígrafo o un caramelo y creen que han ayudado a salvar al mundo.Y así, en el momento de poner un pié en África, nos convertimos en lo que yo llamo «un euro con piernas», ya que no ven a una persona, sinó a alguien a quién poder sacarle dinero. Pero, somos nosotros mismos los que les hemos enseñado a ser así. Cuando veo a gente que se deshace de sus despojos y los deja en África me avergüenzo. Me avergüenzo porque por mi color de piel piensan que soy como ellos. Los africanos no piden porque sí, alguien se lo ha enseñado.

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