¿Está la UE al servicio de la gente o de las multinacionales? (sobre el plástico, las colillas, las toallitas y la PAC)

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Los microplásticos de Coca-cola, Pepsi, Danone y Nestlé entran en la cadena alimentariaHa sido una noticia muy aplaudida: “La UE prohíbe platos, cubiertos y pajitas de plástico a partir de 2021”. Por su parte, los países de la ONU son conscientes del problema pero son incapaces de hacer algo razonable en la buena dirección. Por tanto, la prohibición de Europa es, sin duda, algo bueno, pero plantea dos cuestiones ineludibles.

La primera es evidente: Si el problema de esos plásticos es tan grave, ¿por qué esperar a 2021? ¿Quieren que esos plásticos tan peligrosos sigan usándose para gastar los ya fabricados? ¿No sería más sensato adelantar su prohibición con efecto inmediato, reciclar los objetos existentes y evitar que sigan contaminando?

La segunda cuestión es más inquietante aún. Los plásticos que han prohibido suponen una mínima porción de los plásticos que contaminan y ensucian nuestras calles, campos y mares. ¿Por qué no se atreven a prohibir TODOS los plásticos de un solo uso? ¿Es tal vez porque ello implicaría altos costes a poderosas multinacionales? ¿O es pura coincidencia?

Los plásticos de un solo uso son realmente nefastos para el planeta, aunque se reciclaran. Pero encima, en España solo se recupera un 25%. El restante 75% acaba contaminando todo (hasta nuestra comida), matando fauna salvaje o en vertederos de Asia. Por si fuera poco desastre, del 25% que se recupera, una parte considerable pero sin cuantificar, se quema en los múltiples incendios en plantas de reciclaje. Esos misteriosos incendios ocurren siempre por causas desconocidas, cuando no hay nadie trabajando y sin daños a los trabajadores, afortunadamente. ¿No hay algo sospechoso en esto?

Cada vez que compramos un yogur o un producto enlatado debemos reflexionar sobre si es realmente sensato fabricar, transportar y reciclar (si se recicla) un envase que apenas está unos minutos en nuestras manos y que genera exagerados daños al planeta y a nuestra salud.

La cosa no acaba ahí. La UE dice que quiere recuperar el 90% de las botellas de plástico en 2029. Siguen pensando con la mentalidad del siglo XX, en la que reciclar era algo “ecologista”. Tal vez porque se producía poco, o tal vez porque nadie imaginó en el siglo XX que llegaríamos a donde hemos llegado con los plásticos. El lema del ecologismo actual es que «reciclar no es suficiente» (en palabras de Greenpeace).

Por tanto, parece evidente que la UE no tiene auténtico interés en resolver el problema. Si lo tuviera, la norma comunitaria hubiera sido muy diferente. La UE quiere tranquilizar a la gente para que siga comprando plástico, diciéndoles: «¡Tranquilos! Sigan consumiendo plásticos, que nosotros reciclaremos» (pero la realidad es que no se recicla apenas nada). Mientras, las multinacionales de la contaminación por envases (Coca-cola, Nestlé, Pepsi, Danone…) están muy tranquilas porque sus beneficios y su modelo de negocio están asegurados, por el momento.

¿Tú sabías que los que gestionan Ecoembes son personas que dirigen las empresas que fabrican los envases? Danone, Pascual, L’Oreal, Pescanova, Carrefour… O sea, los responsables de una buena gestión ambiental son los mismos que contaminan con envases de usar y tirar. ¿Tú confías en ellos para que se haga la mejor gestión ambiental? ¿o tal vez intentarán vender al máximo sus productos plastificados?

La medida comunitaria es absolutamente insuficiente y ridícula. Cuanto antes lo sepamos y antes actuemos, mejor para todos. No podemos perder más años para aprobar una ley sensata. La solución es muy sencilla: DEJAR DE FABRICAR ENVASES DE UN SOLO USO. Y para ello, ya hay una propuesta factible y simple: obligar a que el vidrio sea siempre reutilizable, fomentar los envases reutilizables (con SDDR) y gravar con impuestos crecientes los envases de un solo uso. A los que digan que nuestra propuesta es muy ambiciosa, les respondemos que las que son ambiciosas son las empresas contaminantes antes citadas.

La UE quiere aplicar el principio de «quien contamina, paga», haciendo pagar a las tabaqueras los costes de recogida de colillas (pero nadie pagará por lo que contaminan las colillas y los demás residuos cuando llegan al mar, por ejemplo). Por otra parte, las toallitas húmedas solo llevarán un aviso del daño ambiental que generan si no se tiran a la basura, pero no se les exige a las empresas pagar los gastos que ocasionan. Veamos estas noticias:

La solución para las toallitas es la misma que para los envases de un solo uso. Prohibirlos o ponerles unos impuestos crecientes ajustados al daño económico y ambiental que producen. Las empresas multinacionales envasadoras, y su voz en España Ecoembes, no van a querer.

El tema de los plásticos no es un caso aislado. La PAC (Política Agraria Comunitaria) que se propone para Europa no tiene en cuenta el respeto ambiental, ni las pequeñas explotaciones, sino que pretende favorecer a los más poderosos. La pregunta que surge de inmediato es: ¿Está la UE al servicio de la gente o de las multinacionales?

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Contenido publicado orginalmente en: https://blogsostenible.wordpress.com/2019/04/04/ue-servicio-gente-o-multinacionales-plastico-colillas-toallitas-pac-ecoembes/

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