¿Cuánto nos cuesta no ser sostenibles?
Se repite la matraca de deberíamos elegir la bici, el tren y el bus (en este orden) para transportarnos de un lugar a otro. Citamos el cambio climático, la contaminación, la salud… pero ahora, gracias a este informe (abajo completo) de la Universidad de Karlsruhe, Alemania, sobre los costes externos del transporte tenemos más argumentos. Ya podemos emplear un lenguaje que todo el mundo entiende: Euros.
La gráfica de arriba pone en valor monetario los costes de los diferentes transportes por cada 1.000 km recorridos, que pagamos entre todos. Tiene en cuenta el cambio climático, los accidentes, el ruido y otros factores. Los costes de congestión están excluídos, pero no hay que ser un lince para saber que el coche genera más congestión que otros medios de transporte. Estos datos nos dicen que el coche genera 76 € de gasto a la sociedad, mientras que el tren no llega a 23. Por otro lado, la bici está excluida de este estudio, no sé si por no considerarla un transporte «serio» o porque sus externalidades son tan pequeñas que no merece la pena incluirlas en el estudio, anque sería muy útil hacerlo para darnos cuenta de los problemas que la bici nos evita.
Me parece que la gráfica no incluye otras externalidades como las que tiene el proceso de fabricación, de desecho, etc. (ver Story of Stuff) por no hablar de la necesidad de reducir la dependencia de los combustibles fósiles. Estos costes para la sociedad («externalidades» en economía) deberían ser tenidos en cuenta.
Estos datos son el coste social. El coste personal no está incluido. Es una pena que ir en coche de Zaragoza a Madrid sea más barato que ir en tren. El AVE (alta velocidad) es un transporte formidable, pero no al alcance de todos… (este trayecto cuesta al menos 40 €) y apenas conecta a una pequeña parte de la población del país.
Por otro lado, hay que recordar lo caro que es el tren para viajar al extranjero (hablo de Europa) y lo barato que pueden llegar a resultarlos vuelos de bajo coste (Ryanair, etc.). Mientras el tren y el bus pagan todos sus impuestos, Ryanair recibe subvenciones públicas para instalarse en una ciudad (como casi pasa en Zaragoza) por no hablar de que el combustible aéreo está exento de pagar impuestos…
Con el coche, tres cuartos de lo mismo. Se deja al medio rural la opción única del coche para moverse. Además, cada pocos años se subvenciona la compra de coches con ayudas directas a fondo perdido (Plan Renove, etc.) mientras los medios más sostenibles no reciben este tipo de atención. Señores, ¡estamos subvencionando el transporte insostenible!
En otros países más avanzados en estos temas, no sólo no se subvenciona el coche, sino que está sujeto a impuestos de más del 100%, es decir, que si el coche vale 10.000 €, se pagan más de 20.000€.
Acaso, ¿somos más pobres si vamos al trabajo en bici? Si de lo que se trata es de cubrir la necesidad de transporte, ¿por qué no hacerlo de la mejor manera? La variable del rol cultural del coche no se puede medir en números, pero desde luego el coche como símbolo de estatus social sigue firme. Qué queréis que os diga, yo veo con mejores ojos a una persona que se mueve en bici por convicción que alguien que se ha comprado un 4×4 para ir a hacer la compra.
El informe Estudio Infras Costes Externos