COP16: en Cancún, la meca del turismo insostenible
Cancún es el paraíso del turismo masivo de «sol y playa», que lleva a cuestas la destrucción de manglares, el exceso de basura, el derroche de energía y una grosera injusticia social entre los ricos turistas internacionales y los pobres trabajadores mexicanos. Aún así en pocos días será sede de la Cumbre de Cambio Climático, el evento con el que la ONU quiere impulsar la sustentabilidad ecológica en el mundo.
Cancún es un «paraíso» turístico que arrasó una buena parte de sus recursos naturales. Foto Archivo bionero
Las bellezas de este destino turístico del Caribe Mexicano pueden haber sido una razón para elegirlo como sede de la próxima cumbre mundial de cambio climático. Pero nada indica que sea un modelo de adaptación a los rigores del recalentamiento: Destrucción de manglares, exceso de basura y sobrepoblación hotelera son algunos de los problemas de Cancún, «olla de culebras», según uno de los varios significados atribuidos a su nombre maya.
«Cancún es una vergüenza. No me explico cómo la eligieron para la cumbre, es ejemplo de lo que no se debe hacer», dijo la ecologista y ex funcionaria pública Guadalupe Álvarez, fundadora de la organización no gubernamental Cielo, Tierra y Mar.
Entre el 29 de noviembre y el 10 de diciembre se celebrará aquí la 16 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 16), en busca de un acuerdo global que reduzca la contaminación que está recalentando la atmósfera terrestre.
Situada sobre el mar Caribe, en el municipio de Benito Juárez que pertenece al sudoriental estado de Quintana Roo, Cancún aceleró su crecimiento desde 1980 para convertirse en el principal destino turístico mexicano, y pagó por eso una fuerte factura ambiental.
Este año México recibió al menos 11 millones de turistas –que dejaron 13.000 millones de dólares y seis millones de ellos se dirigieron a Cancún, donde gastaron más de 4.000 millones de dólares.
Además de los visitantes, viven allí 900.000 personas. Cada día se generan unas 800 toneladas de basura, y el único depósito de basura autorizado no tiene capacidad para absorber más residuos.
Había una vez un bosque de manglar
Los manglares ocupan 64.755 hectáreas en Quintana Roo, el quinto de los 32 estados de este país con mayor superficie de estos biomas costeros, caracterizados por el árbol de mangle (género Rhizophora).
En Cancún, estos humedales salobres se extienden por 11.392 hectáreas, pero pierden cada año 4,84 por ciento de su superficie, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
Además de albergar una importante variedad de especies, tienen una función purificadora y protegen las costas de marejadas y huracanes y de la erosión.
Tienen además capacidad de absorber carbono. En 2008 los humedales mexicanos capturaron 1,48 millones de toneladas de dióxido de carbono, según The Global Peatland CO2 Picture (El mapa mundial del dióxido de carbono en las turberas) publicado por Wetlands International.
México emite 715,3 millones de toneladas de dióxido de carbono, de las cuales 9,9 por ciento provienen de la deforestación, según la Secretaría (ministerio) de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). Detrás del arrasamiento de los manglares está la poderosa industria hotelera. En este punto, las estadísticas mantienen en pugna a la Semarnat y a su dependencia, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).
Los programas de desarrollo urbano y de ordenamiento ecológico del municipio, que establecen el uso de suelo en Cancún, fijan la capacidad máxima hotelera en 30.990 habitaciones. Pero la Profepa sostiene que hay 36.852 habitaciones, 5.862 más que las permitidas, un dato que no reconoce la Semarnat.
«La pérdida de la cobertura vegetal sobre la barra que detenía material sedimentario disminuyó drásticamente durante el periodo de desarrollo de la zona hotelera», señaló en 2009 una recomendación enviada por la Profepa al secretario (ministro) de Medio Ambiente, Juan Elvira.
«La erosión ha ido en aumento del mismo modo que el crecimiento antropogénico. Lo cual resulta obvio cuando se observa que la mayoría de las construcciones se realizaron sobre la duna costera», agregó.
Tras los huracanes Wilma, en 2005, e Ida, en 2009, las playas pasaron de unos nueve millones de metros cúbicos de arena a sólo 700.000 metros cúbicos, según la Secretaría de Turismo.
Las arenas blancas de Cancún no existirían «de no ser por los arrecifes de coral», dijo a Tierramérica en 2008 el ecofisiólogo marino Roberto Iglesias-Prieto, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la Universidad Nacional Autónoma de México.
El Arrecife Mesoamericano, en aguas de la península de Yucatán y compartido por México, Belice, Guatemala y Honduras, se extiende por 1.100 kilómetros, es una gran atracción turística, una protección ante huracanes y una barrera a la erosión costera. Pero está declinando por la pesca excesiva, la contaminación y el cambio
climático, que calienta y acidifica los océanos.
Una de las más fieras críticas de este rescate playero es la activista Álvarez. En julio, denunció el traslado de arena a la Secretaría de la Función Pública, aún sin respuesta, y en septiembre dirigió una carta al presidente Felipe Calderón.
La Semarnat está por publicar en el Diario Oficial de la Federaciónuna nueva norma de sustentabilidad hotelera que obligará al sector a cumplir estándares desde la concepción del proyecto.
Se establecerán reglas para el uso de energías alternativas, el tipo de materiales de construcción, la vegetación a sembrar, el manejo de las aguas residuales y la prioridad de contratar mano de obra local. Además, no se autorizaría edificaciones en sitios ocupados por manglares.
«Es un gran avance, porque se puede hacer sustentable cada proyecto en cada una de sus etapas», dijo Serrano, cuya organización acompañó el proceso de gestación del nuevo marco legal.
por Emilio Godoy / Tierramérica
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Muy ciertos los comentarios que realizas. Sin embargo, a mi me parece que esta cumbre es una oportunidad para que las miradas se centren en este destino turístico y ejerza mayor presión al gobierno mexicano para que sea más enérgico en la aplicación de las leyes en los desarrollos turísticos, y que de igual manera sirva como precedente para otros destinos principalmente de países del sur que en su mayoría han sido devastados por inversionistas extranjeros sin escrúpulos que si bien es cierto que los gobiernos locales lo han permitido, debería existir una corresponsabilidad por parte de quien invierte.
En el caso de Cancún, yo diría que el 50% aproximadamente de la capacidad hotelera pertenece a inversión española, seguido de Estados Unidos de Norteamérica. En estos dos países, hoteles de la misma cadena de los que se encuentran asentados en Cancún son totalmente distintos en cuanto al respeto al medio ambiente, ¿No debería venir de los «países avanzados» el ejemplo de lo que es lo que se debe hacer, y más aún cuando existe tanta experiencia?, estudios realizados en la zona estiman que el retorno de inversión para hoteles gran turismo y 5 estrellas, de los cuales el numero de cuartos oscila entre los 500 hasta 3 mil habitaciones por complejo hotelero, es de tan solo 5 años, con un ROI tan acelerado, para muchos poco interesa lo que suceda a largo plazo.
Por todo esto, a mi me parece excelente el hecho de que esta clase de eventos se relice en este destino, ya basta de mostrar al mundo lo que está bien hecho sólo para disimular que todo está bien, y pongan más atención en dónde más se necesita. Ojalá que esto sirva como lo he mencionado para que se logre tener una presión a las personas involucradas en estos desarrollos, sea gobierno, sociedad, inversionistas, etc.