Puntos limpios: El mejor lugar para ver la insostenibilidad de una sociedad absurda
Punto limpio, punto verde, deixallería, garbigune. ecoparque, etc. Independientemente de cómo se les denomine, tienen el mismo objetivo: recoger y gestionar todos los artículos y materiales que a particulares o empresas ya no les son útiles. Remarco lo anterior porque no es lo mismo dejar de ser útiles para su dueño que no servir ya para nada. Y es que en el largo tiempo que llevo trabajando en uno de ellos me he podido dar cuenta de ese abismo que existe entre estas dos expresiones que parecen tan cercanas.
En la sociedad consumista en la que estamos inmersos, las empresas se han cebado con los consumidores de dos maneras:
- Fabricando artículos para que no duren mucho, con fecha de caducidad, lo que se denomina obsolescencia programada.
- Gastando inmensas cantidades de dinero en publicidad engañosa, para que pensemos que lo que tenemos ya ha quedado anticuado y desfasado teniendo que tirarlo para comprar el último modelo, aunque funcione el anterior (obsolescencia percibida).
Esto genera dos grandes problemas:
- La inmensa cantidad de residuos que generamos, con su costosa y complicada gestión.
- La sobreexplotación de nuestro planeta, extrayendo inmensas cantidades de materias primas para seguir acelerando este ciclo consumista y que los ricos sigan acumulando más aún.
Cada vez está más de moda el reutilizar y reciclar. Pero ¿qué diferencia hay entre ambas palabras que parecen tan similares? Veamos:
- Reciclar es fabricar un producto utilizando material procedente de la destrucción de otro. A veces esto puede resultar más caro –por el proceso que conlleva– que fabricarlo con materia prima sin reciclar.
- Reutilizar es alargar la vida útil de un producto haciéndole, o no, modificaciones para adaptarlo a otro uso diferente.
Dicho esto, de entrada en los puntos de reciclaje de toda España (independientemente de donde estén situados), entran muchos aparatos, materiales, utensilios, etc., que la gente ya no quiere. Además, los que podrían querer esos aparatos no puede acceder a ellos porque no hay personal para gestionar la afluencia de público para llevarse materiales que quizás incluso no necesiten, o se los lleven pensando en un posible provecho económico, para que finalmente acaben abandonados en cualquier lugar. Por no mencionar que todos los residuos (menos los peligrosos o tóxicos) están al aire libre dificultando alargar la vida de artículos como los electrodomésticos.
Esto provoca que se llegue a niveles extremos, que complican la adecuada gestión de los deshechos, terminando muchos de ellos en vertederos que encima provocan contaminación ambiental.
Demasiado lentamente, las administraciones cada vez son más conscientes de la necesidad de reutilizar todo lo que se pueda para ahorrar en costes y materias primas. En Alemania, por ejemplo, los puntos limpios disponen de página web donde los usuarios que tienen algo de lo que desprenderse lo cuelgan para que los que lo necesitan lo vean y contacten directamente evitando su paso por el punto limpio. Pero hasta que eso llegue a España, hoy por hoy la realidad es la siguiente:
- Las administraciones locales tiran muchos materiales que podrían reutilizarse, desde todo tipo de mobiliario urbano (papeleras metálicas, señales, semáforos, etc.) pasando por mobiliario de dependencias municipales (sillas, mesas, muebles, estanterías, armarios, taquillas, etc.). He podido ver desde proyectores en perfecto estado, monitores, pantallas de TV de última generación que fueron compradas para un acto y después descartadas, fotocopiadoras funcionando, incluso a veces materiales que se compraron y nunca se utilizaron como bancos de parques públicos.
- Las empresas privadas también se deshacen de muchos materiales que podrían ser reutilizados. Desde moquetas procedentes de congresos con un solo uso, cristales de oficinas, puertas de despachos, mobiliario, etc. Recuerdo una vez que una clínica dental se deshizo de encimeras de silestone azul con el fregadero de aluminio y el grifo pertinente solo por renovación aún cuando estaban en perfecto estado.
- Los particulares no se quedan atrás. A veces acumulan en trasteros utensilios, aparatos, muebles o materiales sobrantes de obras pasadas que después de un tiempo terminan trayéndolos para su destrucción. Electrodomésticos que funcionan perfectamente, muebles de los que se han cansado, o libros que ahora estorban con los ebooks. En los finales de temporada es curioso el trasiego de artículos: en primavera todo lo relacionado con la nieve (esquís, patines, botas, monos…) y los electrodomésticos de invierno (estufas, calefactores…) y en otoño lo del verano (material de buceo, piscinas desmontables, utensilios de playa…) y los electrodomésticos de verano (ventiladores, aires acondicionados portátiles…). Curioso es también ver la cantidad de cosas para los bebés que cuando crecen ya no se sabe donde guardarlas: sillitas, cochecitos, tumbonas, parques infantiles… sin olvidar miles de juguetes.
Hay tantos materiales a los que se podría alargar su vida útil que da miedo solo con pensarlo… pero más miedo da saber que dudosamente serán serán reciclados al 100% (con el inmenso coste que eso conlleva) y que muy probablemente terminarán en un hoyo inmenso cavado en una montaña y cubierto por capas de tierra contaminando nuestro planeta.
Tenemos que dar solución a eso que llamamos “basura“:
- Primero educando.
- Segundo reduciendo y racionalizando el consumo.
- Tercero compostando la basura orgánica y usándola de abono.
- Y en cuarto lugar, creando mecanismos para la reutilización, como hacen los puntos limpios alemanes tal y como hemos dicho, como en Turquía, donde los basureros rescatan libros y crean una biblioteca, o como hace LlobreGats en España, para dignificar la vida de los gatos callejeros.
Si lo hacemos bien, la cantidad de materiales a reciclar o enterrar en vertederos será mínima.
José Luis Rodríguez, trabajador en un Punto Limpio
LlobreGats (Facebook, Twitter, Instagram)
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Contenido publicado orginalmente en: https://blogsostenible.wordpress.com/2018/02/11/puntos-limpios-sociedad-absurda-insostenible-tres-erres/