Materiales ecointeligentes para una nueva ecomovilidad
Con el paso del tiempo cambian tanto la tecnología como la moda y los hábitos de las personas, pero se mantiene la necesidad de movilidad, así como la sensación de libertad que proporciona a las personas.
Al igual que la tecnología se beneficia de la creación de nuevos materiales y del desarrollo de técnicas de fabricación alternativas, ha llegado el momento en el que hay que seguir evolucionando hacia modos de producción y movilidad ecointeligentes.
Se habla mucho de los vehículos eléctricos, no contaminantes y respetuosos con el medio ambiente, pero hasta el momento los materiales, los procesos y la energía utilizada para fabricarlos han sido relegados a un segundo plano.
Si calculamos la huella de carbono de cualquier producto tenemos que tener en cuenta todos los aspectos de la cadena, partiendo desde la selección de los materiales, siendo necesario analizar la cantidad de energía utilizada en la extracción del mismo, la necesaria para su transformación en componente y la que tenemos que emplear para su reciclado.
Mientras los materiales derivados del petróleo o los metales son finitos y requieren de gran cantidad de energía para ser obtenidos y transformados y tienen un considerable impacto en el entorno, los árboles y las hierbas como el bambú son recursos inagotables, crecen rápidamente, preservan la tierra, capturan CO2 de la atmósfera, y además, son biodegradables.
Según el informe realizado por INBAR (Organismo Internacional para el desarrollo del bambú y el ratán) titulado The Environmental Impact of Industrial Bamboo Products – Life-Cycle Assessment and Carbon Sequestration, los materiales renovables llegan a tener una huella negativa, o lo que es lo mismo, un impacto positivo para el medio ambiente, en contraposición a los materiales finitos.
El gráfico anterior se muestra la cantidad de toneladas de CO2 por m3 de material, pudiéndose apreciar la gran diferencia que supone elegir un tipo de material u otro.
Si utilizando materiales renovables, adaptando las dimensiones y características de los vehículos a las necesidades reales de las personas en las zonas urbanas podemos llegar a reducir la emisión de CO2 a lo largo de la vida del producto hasta en un 75%, podemos considerar este camino como correcto y respetuoso con el entorno.
Por otra parte, no descubrimos nada nuevo. La madera ha estado siempre presente en la construcción de todo tipo de productos, desde muebles, casas o puentes, hasta bicicletas, barcos y aviones, así que, ¿por qué no utilizarla también para crear automóviles?
Morgan Motor Company, fabricante inglés con más de un siglo de historia, sigue mantenido ese toque artesanal que les ha llevado a confiar en la madera de fresno como elemento clave para construir la estructura sobre la que se sustenta la carrocería y el interior de sus coches.
El fresno es el árbol elegido por su ligereza y capacidad para absorber el ruido, además de ser una madera limpia y con escasos nudos
Así lo llevan haciendo desde sus inicios, sabiendo combinar la tecnología necesaria para fabricar coches avanzados que cumplan con los estrictos requerimientos de homologación y así poder vender en diferentes mercados de todo el mundo.
La prueba de la durabilidad de estos vehículos es que muchos Morgan 4/4 , un modelo fabricado desde 1936, siguen rodando por las carreteras de medio mundo para alegría de sus propietarios sin que los elementos de madera se hayan deteriorado sustancialmente.
Utilizando paneles de contrachapado marino y técnicas de construcción similares a las empleadas en la construcción del bombardero inglés Havilland Mosquito de la Segunda Guerra Mundial, la Maravilla de madera, los británicos Jem Marshy Frank Costin crearon varios automóviles con chasis de madera.
En 1959, el Xylon, del griego xulon (madera), fue el primer vehículo de carreras en emplear esta construcción. Aunque de proporciones y diseño un tanto extraño, este vehículo resultó ser muy rápido en pista debido a su reducido peso.
Posteriormente, en 1967, se creó un monoplaza para la categoría de F2 con un chasis completamente construido con madera. Este vehículo consiguió 8 puntos en el campeonato demostrando que este material natural podía ser una buena alternativa para crear máquinas ligeras y veloces.
En 2016 Toyota experimentó con la madera en la creación del prototipo eléctrico biplaza Setsuna. Para el desarrollo de este concepto se utilizaron diversos tipos de madera, como el cedro para el exterior del vehículo por su apariencia y la suavidad de su textura.
El chasis y el volante fueron construidos utilizando abedul gracias a sus magníficas propiedades mecánicas, mientras que para el suelo se utilizó madera de Zelkowa debido a su mayor resistencia y dureza. Para los asientos se utilizó madera de Aralia, resistente y de elegante apariencia.
Para la estructura de ensamblaje se utilizaron técnicas tradicionales de carpintería japonesa como okuriari, kusabi o sashimono, evitando la utilización de otros elementos de unión.
El vehículo fue rematado con un reloj en el centro del salpicadero para marcar 100 años, con la intención de mostrar el paso del tiempo demostrando la durabilidad del vehículo.
La transición ecológica implica cambios en los modelos productivos, energéticos, de consumo y de movilidad entre otros. Por tanto, es necesario investigar y apostar por el uso de materiales ecointeligentes y procesos de fabricación sostenibles y respetuosos con el medio ambiente.
Y tu, ¿te unes a la revolución? ¿viajarías en un vehículo de madera?
Este artículo ha sido redactado por Iván Platas de GOYTI, Sustainable Mobility Solutions
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Fuente original: https://www.ecointeligencia.com/2019/03/materiales-ecomovilidad/