Los nuevos servicios p2p irrumpen con fuerza y nadie sabe qué hacer: Uber, Bla bla Car, Vayable…
Hace unas semanas comentamos la nueva tendencia de las webs como Vayable.com que permiten a los usuarios hacer sus propias propuestas de experiencias turísticas y hemos seguido el tema con atención. En esa ocasión valoramos la desapareción de costosas barreras de acceso a ese sector por un lado y la preocupación por la falta de regulación y fiscalidad de esta actividad.
Ahora parece que tenemos un nuevo capítulo en la historia del p2p económico aplicado al turismo. Uber, una app para móviles que permite que cualquiera con un coche se convierta en un taxi está conmocionando a los taxistas de todo el mundo, que se han manifestado unánimente conta esta herramienta.
El fenómeno, controvertido, no parece ser algo pasajero ni frágil. Uber por ejemplo está siendo valoradada en 18.000 millones de dólares y cuenta entre sus padrinos a Google o Goldman Sachs. Esto por sí solo ya nos debería hacer reconocer la importancia del p2p.
Además, estos mercados suelen evolucionar a un oligomonopolio natural, pues la web que consigue más ofertas, más volumen, puede reducir su margen y resultar más competitivo. Además, ¿para qué mirar en varias webs si en una aparece ya el grueso de la oferta?
En España en concreto parece que nos gusta el concepto. Según Euromonitor, la facturación de las webs p2p registrará las siguientes tasas de crecimiento por países durante el período 2012-2017:
España: +14%
Francia: +4%
Reino Unido: +2,5%
Italia: +1%
No paran de aparecer nuevos servicios. en todos los ámbitos: Parking Panda, DogVacay, Rentoid, SnapGoods y Liquid son los últimos servicios en llegar. Hay muchos:
El gobierno desconcertado
EL gobierno por su parte no parece tener una posición muy definida antes este fenómeno. El liberalismo económico laissez-faire parece chocar con el conservadurismo tradicional. El gobierno español ha querido regular el crowdfunding (micromecenazgo en Internet), con el resquemor de Verkami y otras plataformas en lo que a primera vista ha parecido un intento de cercenar las alas a proyectos independientes. En cuanto a compartir coche, el gobierno ha amenazado con multar a quienes usen servicios como Bla Bla Car (que por cierto en Japón está prohibido). Sin embargo, el ministro de Economía De Guindos recientemente ha pedido a los taxistas que se adapten y ha declarado que Uber debe competir «en igualdad de condiciones».
Pros y contras
A favor:
- Que la gente de a pie pueda competir contra los agentes tradicionales, bien instalados en el sector y protegidos por barreras burocráticas. También nos gusta la descentralización de la oferta productiva permitiendo a personas de a pie, sin capital ni títulos pero con iniciativa, desarrollar propuestas muy interesantes que además les permitan obtener ingresos extra. Parece la opción ideal para el turismo comunitario.
- Desde el punto de vista del consumidor, los precios se abaratan, la oferta aumenta en diversidad y disponibilidad (Zaragoza-Toulouse no existe en transporte público pero sí en Bla Bla Car).
- Supone un acicate a los agentes económicos tradicionales (taxi, agencias de viaje, hoteles…) para mejorar su oferta.
- Tiene una dimensión social donde la compraventa se convierte en un espacio y tiempo social donde existe cercanía y empatía entre cliente y empresario. Recordemos que p2p viene de peer to peer, es decir, de igual a igual.
En contra:
- La falta de regulación y su consecuente falta de pago de impuestos convierten al p2p tal como está hoy en competencia desleal para agentes que han invertido en una licencia o han superado todos los obstáculos burocráticos.
- Que una parte del gasto del consumidor acabe en grandes consorcios multinacionales controlados por grandes entidades bancarias.
De todas maneras, parece que el fenómeno está aquí para quedarse pues los medios tecnológicos están disponibles ya y es difícil poner puertas al campo. Así, que ¿no sería mejor trasladar el debate a cómo adaptarse mejor a la nueva situación?
Para saber más: