Manifestaciones por el clima y por el planeta: ¿Para qué?
Con frecuencia confundimos el porqué con el para qué. Las manifestaciones por el desastre climático y por la crisis ambiental son cada vez más frecuentes. Y no van a parar. Cada vez hay más gente que toma conciencia de la gravedad del problema, aunque aún hay demasiada que no se entera (o no quiere enterarse). Se avecina un futuro próximo lleno de manifestaciones con un trasfondo ambiental. ¿Por qué? ¿Para qué?
El porqué está claro. Es necesario manifestarse porque la situación ambiental es mala y está empeorando. Al planeta se le están encendiendo todas las luces rojas: hemos sobrepasado 4 de los 9 procesos básicos de la Tierra, los incendios en el Amazonas son múltiples e imparables, los de África o Siberia son aún peor, comemos plástico sin querer y respiramos basura en cualquier ciudad. Podríamos escribir varios libros con las barbaridades que estamos haciendo.
Más de 300 organizaciones y cientos de escritores se han sumado a las manifestaciones mundiales por el clima. Algunas organizaciones están consolidadas, como Greenpeace o Ecologistas en Acción, pero otras son nuevas, juveniles, y vienen con fuerza, tales como Fridays For Future y Extinction Rebellion. La joven Greta Thunberg tiene mucho que ver en todo esto, pero hay mucha más gente empujando desde hace años para cambiar “el sistema”, pues es un sistema en crisis.
Tenemos que manifestarnos pero… ¿para qué?
Una vez que tenemos claro el porqué nos manifestamos, hay que pensar el para qué. O sea, qué pretendemos cambiar de la sociedad y sobre todo qué estamos dispuestos a cambiar de nosotros mismos. Cambiar la sociedad es una tarea muy compleja y hay que ser un gran “influencer” para cambiar algo sustancial. Sin embargo, cambiarnos a nosotros mismos está esencialmente en nuestra mano. Veamos…
- ¿Tiene sentido acudir a una manifestación por el clima y comer carne o pescado a diario?
- ¿Es coherente acudir a una manifestación por el clima y no reducir nuestro consumo de huevos o lácteos?
- ¿Es ético acudir a una manifestación por el clima y planificar las vacaciones en avión?
- ¿Seguiremos comprando a empresas como Nestlé y otras multinacionales que abusan del planeta y de la gente?
- ¿Cambiaremos nuestro dinero a banca ética?
- ¿Cuántos de los que se manifiestan por el planeta pagan su electricidad a las empresas que más contaminan? ¿Cómo es posible que no sepan que pueden pasarse a empresas de energía 100% renovable?
- ¿Cuántos han decidido reducir drásticamente la compra de cosas envasadas en plástico de usar y tirar, al menos mientras Ecoembes no haga bien su trabajo?
- ¿Cuántos han entendido que la forma en la que tratamos a los animales influye en la forma en la que tratamos al planeta?
Las manifestaciones no se hacen para pedir cambios personales, sino para pedir que los demás cambien: que cambien los gobiernos, que cambien las empresas… Pedir que cambien los demás es más fácil que cambiar uno mismo. No obstante, es legítimo y necesario pedir que cambien ellos, porque el cambio necesario ha de ser en conjunto y los poderosos (gobiernos y empresas) tienen más responsabilidad que la gente corriente. Sin embargo, mientras la gente corriente no cambiemos, esos poderosos saben que no estamos pidiendo cambios en serio:
- ¿Aceptará la gente que se cierren autovías o que se les ponga un peaje ambiental?
- ¿Aceptará la gente que viajar en avión o en tren AVE sea más mucho más caro?
- ¿Aceptará la gente la molestia de llevar envases retornables para cosas como gel, zumo o mayonesa?
- ¿Aceptará la gente que se prohíban los coches por el centro de las ciudades? (hemos visto la negativa de los liberales en Madrid).
- ¿Aceptará la gente una fuerte tasa a la carne (jamón incluido) que se use para abaratar frutas y verduras?
- ¿Aceptará la gente un decrecimiento sensato y planificado para evitar el colapso?
- ¿O preferimos manifestarnos pero que las cosas no cambien demasiado?
Estas son solo algunas preguntas que nos demuestran que no solo estamos ante un grave problema ambiental, sino que también nos enfrentamos a un grave problema mental.
¿Qué es ser ecologista?
Cualquiera puede sentirse ecologista. Basta con tener un mínimo de preocupación. Los españoles son de los europeos más preocupados por el cambio climático pero… ¿son ecologistas? Ser ecologista tiene fuertes implicaciones. Tan fuertes como uno quiera, pero lo que el planeta necesita no es una mano de barniz ecologista.
Por si no ha quedado claro, no estamos defendiendo el cambio individual sin exigir cambios en la política y en las leyes. Lo que estamos diciendo es que esos cambios llegarán después de que la gente esté dispuesta a cambiar su forma de vida cómoda y contaminante. Solo si somos capaces de vivir una vida austera y ahorrar dinero para dedicarlo al planeta, demostraremos que estamos preparados para que gobierno y empresas hagan lo mismo.
Mientras votemos a los mismos, las políticas no cambiarán mucho aunque se hagan mil manifestaciones cada semana. Necesitamos revolucionar las calles, pero también los craznes.
Por favor, lee también esto:
- LA CADENA VERDE: Rápidos consejos ecologistas para antes y después de la manifestación.
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