El plástico en la alimentación, ¿aliado o enemigo?
Las cifras alrededor del desperdicio de alimentos son alarmantes e insostenibles. Esto unido a la proliferación del uso del plástico en la alimentación, hace inevitable cuestionarnos si el plástico vino para ayudar a la Humanidad o a acabar con el equilibrio del Planeta.
La abundancia de basura debida a los envases de plástico no es más que otro síntoma de las ineficiencia del actual sistema alimentario, especialmente agravado por el adictivo hábito de los plásticos de un solo uso.
A mediados de los años 50 del pasado siglo, el plástico de un solo uso era un hallazgo para mejorar la conservación de los alimentos, y sobre todo, una liberación para el ama de casa y una llamada a la comodidad. La realidad nos ha llevado a que los residuos debidos a estos envases hayan ido en incremento a la par que los desechos alimentarios.
Esto, sin duda, ha puesto en entredicho el potencial del envasado para reducir globalmente el desperdicio alimentario.
Desde que se implantó en Europa el uso del envasado de plástico de alimentos, los niveles per cápita de residuos de envases de plástico y de alimentos han crecido simultáneamente con valores insostenibles.
Nos referimos a datos como que en Europa se superan al año los 15 millones de toneladas ó 30 Kg de residuos de plástico por habitante y los 31 millones de toneladas o 70 Kg de residuos alimentarios domésticos per cápita.
Aunque las cantidades de desperdicios, tanto de alimentos como de envases, se han estabilizado en los últimos años en Europa, principalmente debido a la saturación del mercado de consumo rápido y a la ralentización del crecimiento económico, los niveles por habitante son (casi) escandalosos y de los mayores del mundo.
Podemos concluir que el uso intensivo del envasado de plástico no ha puesto solución al desperdicio alimentario
Aproximadamente, el 42% del plástico producido mundialmente desde 1950 se ha utilizado para envasado, siendo todavía en la actualidad la mayor aplicación del plástico en Europa, alcanzando la cifra de 49 millones de toneladas al año, lo que supone un 40%.
La mayoría de estos envases plásticos se usan una sola vez, perdiendo el 95% de su valor económico tras este primer y único uso, suponiendo una pérdida de 100.000 millones de euros cada año.
Prueba de todo ellos es que en Europa tenemos uno de los niveles más altos de generación de residuos de envases por habitante, situándonos en más de 200 Kg per cápita en algunos Estados miembros.
A nivel global, se producen cada año 300 millones de toneladas de plástico y se espera que la producción se duplique en los próximos 20 años.
En 2050, la industria del plástico podría ser responsable del 15% del presupuesto global del mercado de emisiones de carbono
Pero no todo va a ser malo en nuestra relación con el plástico, ya que un envasado con un buen diseño sostenible puede contribuir positivamente a la cadena alimentaria, por ejemplo facilitando el transporte y reduciendo las pérdidas en la distribución.
Los envases de plástico en combinación con métodos tradicionales de envasado, como tarros y latas, nos facilitan el consumo de alimentos fuera de su temporada.
Algunos envases plásticos pueden ser especialmente beneficiosos para productos, como pueden ser los cárnicos, y han posibilitado la popularidad de tendencias como las de la comida para llevar o de los alimentos precocinados, que han sido relacionadas con el auge de la cultura de usar y tirar y con la reducción del tamaño de los hogares, modelos muy relacionados con altos niveles de residuos y alejados del consumo responsable.
Comparado con otras aplicaciones del plástico, el envasado tiende a acortar cada vez más su vida útil. La mayoría de los productos se convierten en residuos el mismo año de su producción
No es cuestión de volver a la Edad de Piedra, pero la comodidad que ofrece el plástico de un solo uso debería contextualizarse y ser compatible con el necesario nivel de conciencia ciudadana sobre el impacto que producen en el Planeta y la urgente necesidad de abandonar su uso por alternativas ecointeligentes.
Cada vez tenemos más claro que los envases plásticos alimentarios no encajan dentro de los postulados de la economía circular, cuestión que se ve reflejada en los bajos índices de reutilización y reciclado, y por un nivel significativo de abandono de basura en la naturaleza (littering).
La exportación de productos plastificados desde los países más desarrollados en un contexto de globalización, no ha hecho sino provocar impactos socioeconómicos y ambientales debido a los residuos de envases de plástico a escala planetaria.
Si te interesa este tema, en este estudio tienes mucha más información: J.-P. Schweitzer, S. Gionfra, M. Pantzar, D. Mottershead, E. Watkins, F. Petsinaris, P. ten Brink, E. Ptak, C. Lacey and C. Janssens (2018) Unwrapped: How throwaway plastic is failing to solve Europe’s food waste problem (and what we need to do instead). Un estudio de Residuo Cero Europa y Amigos de la Tierra para la Coalición Rethink Plastic.
Como es habitual, este documento también está en nuestro fondo documental ecointeligente.
¿Te unes al reducir el consumo de productos plásticos de un solo uso?
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Fuente original: https://www.ecointeligencia.com/2018/11/plastico-alimentacion/