Edificios de bajo consumo: La importancia de una buena hermeticidad
Por Koldo Monreal, Director Gerente de Onhaus.
Hasta hace bien poco, hablar de hermeticidad al aire en viviendas era totalmente desconocido o anecdótico en España. Con la llegada de los edificios de consumo casi nulo, y más concretamente del estándar de construcción Passivhaus, el concepto gana fuerza y hoy no se entiende un edificio eficiente energéticamente si no se trata este aspecto. Ahora bien, ¿cómo se está afrontando?
Falta conocimiento y conciencia de lo que se hace: Muchos de los que trabajan en una construcción eficiente, ven la hermeticidad como algo sencillo, banal, que pasa sencillamente por poner un poco más de esto, o un poco más de lo otro. Algunos incluso creen que un edificio hermético “no respira”, lo cual indica desconocimiento directo de lo que hablamos. Nada más lejos de la realidad.
La hermeticidad es clave en una vivienda eficiente
La hermeticidad presta especial atención a puertas, ventanas y tejados, pero hay que trabajar la hermeticidad en su conjunto. También es fundamental el concepto de transporte de humedad, pues las consecuencias y el coste de una mala ejecución pueden ser frustrantes. Para entenderlo, se necesita un tiempo, un proceso de aprendizaje.
Las láminas son planchas delgadas que se usan para proteger la vivienda (por ejemplo, para ponerlas bajo el tejado). Deben ser impermeables y transpirables, es decir que, por su composición, el vapor pueda pasar hacia el exterior, pero impedir que el agua entre. Unas láminas nos permiten evitar la entrada de viento (láminas al exterior); otras láminas nos ayudan a evitar que nuestro edificio pierda el aire caliente del interior, ofreciendo resistencia al paso del vapor de agua y evitando condensaciones intersticiales (láminas al interior). Para entenderlo mejor podemos compararlo con nuestra ropa cuando vamos a esquiar: primero nos ponemos una camiseta térmica (lámina interior), luego un jersey (aislamiento) y, finalmente, un corta vientos (lámina exterior). Si alguna capa impide que el vapor de agua que genera nuestro cuerpo salga fácilmente, nos mojaremos. Lo mismo le ocurre a nuestro edificio. Debemos evitar las condensaciones intersticiales, sin olvidarnos que la ventilación del edificio es básica para la salud del mismo.
Sorprende la búsqueda por parte del profesional de láminas cada vez más baratas. Se compara la ficha técnica y el precio y ya está, pero es un grave error. Por poner un ejemplo, es como comprar un coche mirando la velocidad máxima que marca el velocímetro y el precio del coche. Se deben mirar otros aspectos en las fichas técnicas de una lámina, pero nadie da datos de la durabilidad del producto, ni tampoco del envejecimiento de la misma.
Por poner un ejemplo cercano, hay bolsas de plástico de distintas calidades. Todas pueden ser herméticas cuando son nuevas, pero con el uso se demuestra que no todas tienen la misma durabilidad. Pues bien, en nuestro caso, tenemos que pedir que nuestros materiales duren, al menos, la vida útil del edificio… ¿mínimo 50 años?
Todas las juntas deben ir selladas usando cintas de hermeticidad y láminas, que van pegadas con un adhesivo especial. La cantidad y la calidad del adhesivo utilizado es vital. Hay marcas low cost que venden adhesivos que pueden resultar atractivos, pero que no son adecuados para una buena hermeticidad. Tan solo un laboratorio puede realizar los ensayos adecuados.
El test bowerdoor no detecta materiales de baja calidad
Ahorrar en hermeticidad es un riesgo grave. La utilización de productos inadecuados o de baja calidad, suponen un riesgo de consecuencias económicas tremendas. Por ejemplo, utilizando cintas y láminas de hermeticidad baratas, podemos conseguir un buen resultado en el test blowerdoor de final de obra (una forma de medir el nivel de estanqueidad y hermeticidad de una vivienda), pero no tenemos garantías de que este resultado se mantenga en el tiempo. Sabemos que, con cinta de carrocero, podemos conseguir valores inmediatos buenos, pero sin ninguna garantía.
¿Qué ocurre si en una vivienda realizamos un test blowerdoor y descubrimos que su hermeticidad a pasado de 0’6 al principio a 2 después de cinco años? (la unidad de medida de este test son las renovaciones por hora).
Conclusión: Ahorrar en hermeticidad sale caro
Lo curioso es que la diferencia global de precio es ridícula: La partida de hermeticidad es la más económica de un edificio. En una vivienda unifamiliar puede estar entorno a los 3000€ y aproximadamente 1000€ en pisos de nueva construcción; que con respecto al valor de la vivienda es una cantidad ridícula. Podemos encontrar marcas baratas, pero… ¿son lo mismo? ¿cómo se comportarán en el tiempo respecto a condensaciones intersticiales o respecto a hermeticidad?
Como decíamos antes, todo comienzo tiene su proceso de aprendizaje. Podemos cometer los mismos errores que cometieron otros que empezaron con esto hace 25 años, o bien, podemos aprender de los que nos llevan ventaja. Cada uno elige su camino.
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