El futuro de la energía requiere un nuevo escenario
Si nos fijamos en la Historia, los grandes cambios en la humanidad han venido por cambios del modelo productivo o cambios del modelo de transmisión de conocimiento.
Ejemplos de esta afirmación en lo relativo a la transmisión del conocimiento los encontramos en lo que supusieron los jeroglíficos, la escritura, la imprenta de Gutenberg, el soporte del audio y del vídeo y, en la actualidad, los medios digitales.
La aparición de las tecnologías líticas, la domesticación de las especies, la industrialización, la electricidad y finalmente la llegada de la computación serían, por su parte, los grandes cambios de modelo productivo que ha experimentado el hombre hasta la fecha.
En lo que a nosotros nos interesa, y en relación a la energía, la generación distribuida fusiona el uso de la electricidad junto con las capacidades digitales, y esto va a desencadenar en un cambio disruptivo, principalmente en lo que se refiere a los modelos de negocio establecidos en el sector energético.
La generación distribuida requiere de unos sistemas físicos basados en un nuevo hardware eléctrico, principalmente en lo relativo al almacenamiento y a la electrónica de potencia, pero sobre todo va a necesitar de una gran capacidad de procesado de información para ser una realidad.
La incorporación de la computación a gran escala es más que viable y el potencial es evidente para todos, siendo buena prueba de ello el hecho de que Apple ya se ha convertido en compañía eléctrica en Estados Unidos.
No se puede obviar el gran debate académico e industrial sobre cómo deben ser los nuevos modelos de negocio basados en el almacenamiento de energía. La problema es que la mayoría de las cuestiones sobre las que se argumenta y discute están basadas en la perspectiva del mercado eléctrico de utility unidireccional que sufrimos en la actualidad.
Lo más seguro (y deseable) es que el futuro nos depare un nuevo escenario, mucho más complejo, en el que las reglas del mercado energético, en general, y eléctrico, en particular, cambien de manera radical, no siendo suficiente parchear o enmendar el modelo actual. ¡Por mucho que algunos se empeñen en ello!
Si nos fijamos en la experiencia y en la evolución en el mercado de los sectores fotovoltaico y eólico, podemos ver que tecnológicamente y en potencia instalada el crecimiento de ambas es exponencial, dándose la situación de que no hay récord u objetivo que se vea superado mucho antes de lo esperado.
Sin embargo, y de manera similar a alguna de las burbujas TIC que hemos sufrido, asistimos a un continuo flujo de turbulencias financieras (e incluso quiebras) en grandes compañías que operan en estos sectores renovables.
Constatamos el gran crecimiento del mercado pero la selección natural de empresas en el sector de las renovables es importante. ¿Quizás el problema radique en seguir usando modelos de negocio caducos? ¿Existe un modelo de negocio fiable y repetible? Estas y otras cuestiones son las que se van a dilucidar en los próximos años.
El centro de estudios The Oxford Institute for Energy Studies publicó en 2015 un muy recomendable estudio titulado The Scissors Effect, donde analizaban multitud de factores que afectan al modelo de negocio eléctrico convencional y anuncian el cambio de paradigma.
Podemos resumirlo en que cada vez más, los clientes tenemos fuertes incentivos para salirnos del sistema establecido, por lo que el coste de este sistema caduco se reparte entre menos, por lo que se agrava el problema con los efectos de la retroalimentación.
Y no nos podemos olvidar que esta circunstancia tiene un fuerte impacto en el sistema regulatorio y recaudatorio de los estados, viendo como un sector económico estratégico y de gran tamaño empieza a operar fuera de su alcance.
Esto les causa pavor y la maquinaria se pone en marcha para impedir el cambio y conservar el status-quo
¿Qué ocurriría si la electricidad pasara de ser un producto consumido en tiempo real a ser un servicio? A fecha de hoy, y aplicando la lógica del cambio que hemos comentado al principio, esta cuestión va a ocurrir tarde o temprano.
Así, el almacenamiento eléctrico y la electrónica de potencia son parte de ese nuevo hardware eléctrico que necesita la generación distribuida, con unos requerimientos técnicos y costes asimilables. Fotovoltaica, eólica e incluso sistemas de cogeneración de pequeña escala presentan ya unos costes viables para afrontar estos retos.
Gracias a avances de jugadores en el sector, como puede ser el caso de Tesla, el almacenamiento prácticamente está listo para su democratización, y el potencial de manejo de información para operar el sistema resultante no hace más que crecer.
Y es que, de manera similar a lo que ocurre en el sector de la automoción, durante mucho tiempo las grandes compañías eléctricas no se han preparado para un nuevo escenario, limitándose a entorpecer el avance en vez de lanzarse a actualizar sus infraestructuras (y sus modelos de negocio).
Como ya nos anticipaba Heráclito, lo único constante es el cambio, por lo que ya deberíamos estar acostumbrados a rápidos cambios, tanto en las tecnologías como en los modelos de negocio.
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Fuente original: https://www.ecointeligencia.com/2019/03/futuro-energia-escenario/