Balnearios (parte 1)
Muy interesante y recomendable de ver.
Lejos de los grandes centros urbanos, lejos de los polos productivos e industriales, rodeados de campos fértiles, mieces y ganados, en una angosta franja costera compuesta básicamente por médanos, bosques y arenales; en una región remota, ventosa, improductiva e inútil, florece un inédito modelo de emplazamiento urbano: la «Ciudad Balnearia».
Durante la mayor parte del año, estas ciudades permanecen vacías. Las calles están desiertas; los negocios, cerrados; los hoteles, inactivos; los grandes edificios de departamentos, deshabitados.
Finalmente, un día, un día nada distinto del anterior o del posterior, todo este cosmos, todo este mundo complejo, plural y autosuficiente, comienza a decrecer, a menguar. Las localidades vuelven de a poco a ser ganados por la soledad y el desamparo. En el mes de abril nada sugiere el enloquecedor movimiento de algo más de un mes atrás. Han vuelto a ser meros pueblos de provincia, con comercio endógeno e industria inexistente, y sin otro rasgo significativo que la cercanía del mar.
Mariano Llinás
Balnearios (2002)