10 prácticas empresariales poco sostenibles

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Tras un largo recorrido divulgando y discutiendo sobre la sostenibilidad en la empresa, es el momento de compartir tanto lo peor que nos podemos encontrar en este aspecto en el entorno empresarial, como lo mejor.

Evitemos las prácticas empresariales poco sostenibles

Para saber lo que tenemos que evitar, vamos a comenzar con las prácticas empresariales poco sostenibles:

1. Tomar decisiones pensando en un único impacto

En muchas ocasiones y bajo presión, las empresas toman decisiones fijándose en un único aspecto de la sostenibilidad.

Por ejemplo, el bienestar animal. Sin duda un asunto importante, pero que no debe dejar de lado otras cuestiones como los impactos al medio ambiente o para la salud de las personas.

Es importante asegurarnos que comprendemos el alcance de nuestras decisiones a largo plazo.

2. No disponer de compromisos fiables, transparentes, medibles y acotados en el tiempo

¡Trabajar con generalidades ya no funciona!

¿Conoces los 7 Pecados del Greenwashing? Pues todavía se practican en la actualidad por muchas empresas.

3. No asignar un valor monetario a la sostenibilidad

Como ha estudiado la consultora AT Kearney en relación a la gestión sostenible de la cadena de suministro, si las empresas no pueden cuantificar el valor de la sostenibilidad, no pueden justificar las inversiones.

De esta manera, los productores y los proveedores no están incentivados en emprender prácticas sostenibles.

El marco ReSOLVE se implementa en la industria del automóvil

Toda empresa necesita conocer y hacer suyo por qué está desarrollando una estrategia sostenible, y también confiar en el logro de resultados positivos.

4. Estar paralizados por la aversión al riesgo

En ocasiones, la dirección de las empresas difunde tanto la necesidad del liderazgo como de evitar el riesgo.

Agregue a esta ecuación los servicios jurídicos de la empresa y a los detractores, y obtendremos la situación típica en una organización.

No se puede ser líder evitando todos los riesgos. El riesgo inteligente es necesario y mantiene vivas las organizaciones.

5. Dejar que otros definan tu marca

Es frecuente que las empresas solo se preocupen de su marca cuando es atacada o difamada. Esperamos que nos sorprendan siempre haciendo las cosas bien.

También algunas empresas tienen la costumbre de contar otra historia más, como si inundando los medios con montañas de información ayudara a conectar con la gente.

Contar cosas no es lo que se necesita. Compartir es la clave. Es bidireccional, necesitamos escuchar y estar abiertos.

6. Ver a las ONG como el enemigo

No prestar atención a los que nos critican es una oportunidad que no se debe dejar pasar para aprender y mejorar, o al menos para conocer mejor otros puntos de vista.

Localizar y colaborar con Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que trabajan en campos afines con soluciones y desarrollo científicos es una buena línea de trabajo a tener presente.

7. Fijarse únicamente en lo que sale bien

No se preocupe por los errores y fallos que pueda cometer y escríbalos.

Después de todo, en la empresa se emprenden muchos viajes. Los errores nos ayudan a superar los obstáculos de ese camino y motiva a las personas a intentar superarlos.

El vertido es un ejemplo de impacto de la actividad empresarial

La mayoría de las partes interesadas aprecian un esfuerzo sincero y reconocen el trabajo incluso aunque no se logren los objetivos.

8. Tener un enfoque de talla única

Céntrate en los resultados, no en el camino para conseguirlos.

Por ejemplo, el uso de tecnologías innovadoras no debe ser aceptado o rechazado automáticamente. Más bien, la medida del éxito debería ser si brinda un resultado mejor, más seguro y más sostenible.

Además, no existe un enfoque simple para lograr un progreso mejor y sostenible. Pongamos un ejemplo: La cría de ganado puede ser muy diferente en Argentina y en Australia. Por lo tanto, si nos empeñamos en definir requisitos específicos para un proceso global puede ser contraproducente. Y además , ¡atenta contra los principios de la reingeniería!

9. Escuchar sin el compromiso de entender a los demás

Los que apostamos de manera activa y decidida por la sostenibilidad y el respeto al medio ambiente, defendemos nuestro punto de vista, valores y estilo de vida de manera apasionada, lo que en ocasiones, nos lleva a no practicar la escucha activa.

Estamos tan inmersos en la solución y la tenemos tan clara que no escuchamos lo suficiente a la otra parte, que por ejemplo puede ser un cliente o un proveedor de la cadena de suministro. Terminamos en desacuerdo con ellos, en lugar de comprender su punto de vista e intentar satisfacer sus necesidades.

10. Jugar la defensiva

Algunos ven la sostenibilidad como algo complicado, lleno de concesiones y difícil de entender por los consumidores y otras partes interesadas.

Por lo tanto, su postura es a la defensiva, evitando meterse en problemas haciendo algo distinto.

Los clientes y los equipos de trabajo del futuro (y del presente) demandan organizaciones que diseñen y desarrollen estrategias positivas, proactivas y sostenibles. ¡Las empresas que no lo hagan, quedarán fuera de juego!

En un próximo artículo nos centraremos en buenas prácticas que nos podemos encontrar en la empresa en relación con la sostenibilidad.

Este artículo es una traducción libre y adaptada del original publicado por Bob Langert en GreenBiz y titulado The 10 worst sustainable business practices.

El artículo 10 prácticas empresariales poco sostenibles aparece primero en ecointeligencia – cambia a un estilo de vida sostenible!.

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Fuente original: https://www.ecointeligencia.com/2018/11/practicas-empresariales-poco-sostenibles/

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